Cirilo y el doctor
No, doctor, y me va a perdonar que le lleve la contraria a usted que es el que sabe, pero mi muchacho claro que está loco. Fíjese que cuando nació, no sólo mi mujer y yo, también la partera pensó que algo raro tenía ese bebé, porque le pegó y le pegó y Elisandro nada que lloró. Yo creo que por culpa de ese llanto que nunca llegó se me murió mi Maria Auxiliadora. De agotamiento, doctor, de purito agotamiento.
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