El cuartito de atrás es donde suceden esas cosas que nadie puede saber. Es donde Tortoni prepara sus salsas secretas, donde el profesor Jones lee revistas sensacionalistas a escondidas de su esposa, donde Sandokan Brown elige su nariz del día o doña Ana Emilia Vásques Bueno de Ochoa Bermúdez (Neyita) conspira para tumbar al presidente. Todos tenemos un cuartito de atrás, trátese de un espacio físico al que muy pocos tienen acceso, o de un rincón de nuestra cabeza donde tratamos de esconder – hasta de nosotros mismos – esa locura que a veces se nos escapa.

El caso Tortoni

(...) Aquella noche de septiembre, poco antes de la hora acostumbrada, la concurrencia comenzó a mirar su reloj, esperando ansiosa y amaestrada, como el perro de Pavlov, a que dieran las siete, hora que usualmente marcaba el inicio del famoso desfile de Tortoni. Cuando finalmente las luces bajaron de intensidad, se escucharon las primeras notas del Invierno de Vivaldi y las bocas comenzaron a salivar.

Primero, las puertas batientes de la cocina del Giullio dieron paso a una sopa dulce y picante de frutos del mar, curry y tamarindo con leche de coco y lluvia de cilantro acompañada de chips de batata rosada, que logró encender la mirada de todos los caballeros presentes en la sala. Todos menos uno.

Luego, La Primavera dio la bienvenida a un rack de cordero marinado en hierbas de provincia sobre una salsa de ciruelas pasas acompañado de auyama rostizada, espinacas salteadas al wok junto con nueces y semillas de alcaravea garrapiñadas.

Más adelante, el Verano dio paso a una degustación de postres en miniatura hechos a base de frutas tailandesas y chocolates venezolanos y, por último, el Otoño dejó caer bandejas de quesos y licores diversos que aportaron los elementos que faltaban para lograr la explosión química que batió el record de orgasmos gastronómicos de la historia del Giullio. Aquella noche todos los comensales –todos menos uno– fueron seducidos y elevados hasta las cumbres del placer por “El amante del paladar”(...)

1 comment:

  1. Si bien es cierto que, como diría el Gabo, "el corazón tiene más cuartos que un hotel de putas", también es verdad que el corazón tiene solamente un "cuartito de atrás". Que en ese único cuartito se encuentre tanta gente sin cruzarse la vista, como si estuviesen completamente solos en él, es una imagen que no puedo dejar de disfrutar y que estos sumarios me producen.

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